El territorio de la cocina está dominado por los hombres: se llevan los premios más codiciados de la gastronomía mundial, la televisión celebra sus excentricidades, la prensa los trata como artistas de vanguardia y hasta los utensilios de los restaurantes parecen diseñados para ellos.
Las chefs, en cambio, reciben más aplausos mientras más inofensivas y caseras luzcan, y nunca llegan a ser igual de famosas. ¿Acaso existe una conspiración universal contra las cocineras?
un ensayo de Charlotte Druckman
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