Huir hacia una región conquistada, y pronto descubrir que es intolerable, porque uno no puede huir a ninguna otra parte
"Diarios", Franz Kafka
Soy un veterano de
muchas batallas. Afiliado al hedonismo. Que le gusta leer, hablar, especular, discutir. Y que le gusta Internet y los vegetarianos. La soledad y la solidaridad. Y el amor. Y que no puede empezar el día sin tomar un jugo de naranja.
Que le molesta que le fumen encima. La crueldad con los animales. La mentira, la gula y la usura. Y el utilitarismo mal entendido. Y tantas otras cosas.
Que hoy, en un día tan apacible de invierno, se dispone a brindar, agradeciendo a todos. Y a seguir con el viaje.
Y a opinar.
Cumplir años no significa, necesariamente, que el cumplidor sea más viejo moralmente.
Ni físicamente.
En mi caso podría, incluso, disminuir la edad sin que se note demasiado, tiñéndome el pelo, o cambiando la fecha de nacimiento en las redes sociales.
Sin embargo, lo que me apena es contemplar cómo la generación más joven busca y persigue a nuestra experimentada generación, incitando a que se nos “jubile”.
Olvidando que, por más decidido que sea un adolescente, no le puede disputar el derecho a los recuerdos, esa propiedad exclusiva e inalienable.
Lo malo de todo esto es que los acusados de caducidad pretendan evitarla juntándose con gente joven, entregándose a sus juegos, poniéndose en ridículo.
En fin. Cada uno con sus gustos. Y con sus opiniones (que se las lleva el viento).